Descubre la verdad
¿Es la realidad algo que cambia con el tiempo o es inmutable? Según la RAE, realidad significa verdad. ¿La verdad es objetiva o depende de lo que sienta o experimente cada uno? Según la RAE, la verdad es: conformidad de las cosas con el concepto que la mente forma de ellas o propiedad inmutable de las cosas. Es decir, la verdad/realidad está fuera de nosotros, y gracias a nuestra mente podemos formarnos un concepto de esta en nuestro pensamiento. Por tanto, la verdad no es relativa. Hoy en día vivimos entre tanta confusión que es muy fácil justificar cosas injustificables o tener una conciencia tranquila al pensar que era irremediable actuar inmoralmente. Sí, podemos comprender pero no justificar, podemos acompañar pero no mentir. Si no existe la verdad tampoco existe la mentira.
A veces pensamos que la verdad está en el ojo de quien la mira, como si tuviera muchas caras. Aparentemente esto puede resultar cierto, sin embargo no lo es porque si fuera relativa la verdad entonces también sería relativa esa afirmación. El relativismo nos impide buscar la verdad. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar la verdad? ¿Por qué tenemos que engañarnos para no sufrir las consecuencias de vivir en una mentira?
Cada verdad se sustenta en una única verdad. Por ejemplo: la iglesia tiene diferentes movimientos religiosos, es decir tiene distintas forma de entregarse a Dios. Pero todos esos movimientos, carismas o vocaciones tienen un objetivo en común que es amar a Cristo a través de sus acciones. Otro ejemplo es la historia. En cada época histórica se tenía un concepto de las cosas diferente pero las virtudes humanas, la libertad, incluso los mandamientos de Dios eran los mismos. Son las raíces que sustentan las ramas, el tronco, las hojas y los frutos. Otro ejemplo es la forma de amar de las personas. Hay muchas formas de amar pero todas ellas deben converger en un mismo punto para que sean verdad. Expresar cariño es amar, ser detallista es amar, saber perdonar y pedir perdón es amar, escuchar es amar, comprender es amar y todo lo que sea opuesto a eso no será amor.
La primera verdad que sustenta todas las demás es Dios. Sin Él nada es posible. Dios es La verdad (como habíamos dicho: exterior= no depende de nosotros) que gracias a nuestra capacidad (limitada) podemos llegar a conocer, no de una manera total pero suficiente como para darle sentido a la existencia.
Es muy importante la relación que tenemos con Dios para poder amar. Es el único que nos puede enseñar, tanto a través de los demás como en nuestro propio sufrimiento. Dios nos dio los 10 mandamientos, una pauta que ha sido inmutable desde Moisés. No ha cambiado. Está ahí, es nuestro 2+2=4. Gracias a la conversión podemos cambiar para tener una vida más feliz en medio del sufrimiento (del que nadie se libra). Sin embargo, podemos caer en la tentación de amoldar estos mandamientos en nuestra mente, en vez de conocer lo que significan realmente. También podemos caer en el puritanismo y cumplirlos a rajatabla sin ser felices. Solo los 10 mandamientos nos hacen libres.
En el post anterior habíamos dicho que debemos aceptarnos (tanto nuestros defectos como virtudes) pero eso no implica no mejorar o resignarnos al “yo soy así”. Dios nos quiere tal cual somos, pero exige lo mejor de nosotros para dar fruto. Es nuestra responsabilidad, está en nuestra mano. Si tomamos el camino de ir deformando nuestra conciencia, nunca sabremos qué es verdad, qué es mentira o qué es un acto bueno o un acto malo, y nunca conoceremos a Dios. Estaremos perdidos.
¿Cómo podemos formar nuestra conciencia?
1. Informándonos: no cansarnos de buscar la verdad.
2. Pensando: si razonamos las cosas es más fácil luchar por ellas.
3. Sintiendo: ¿escuchamos lo que Dios nos dice a través de los sentidos?
4. Rezando: Dios nos dará lo que necesitamos.
5. Conociendo: Relacionarnos con los demás.
¿Cómo podemos deformar nuestra conciencia?
1. Indiferencia: No mostrando interés por la verdad, ni por los demás.
2. Superficialidad y conformismo: No profundizar en la verdad, ni en virtudes.
3. Esclavitud emocional: Reprimir los sentimientos, sin darles un sentido.
4. Olvidar a Dios.
5. Individualismo: no compartir nuestra vida con los demás.
El primer capítulo de la serie "The Chosen" muestra la conversión de María Magdalena. Dios nos llama por nuestro nombre y con las lágrimas Él nos limpian los ojos para "ver".
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